EL AMASIJO DE LA TRAMA

Fotografía de Carolina Patiño Cuéllar.

“En nuestra familia teníamos fama de hacer buen pan, le aprendimos a mi madre, y ella le aprendió a mi tía Raquel Barón que vivía en Panqueba y tenía la tienda más grande en una esquina de la plaza. Cuando estábamos en edad de aprender nos enseñó a hacer pan aliñado, mogollas chicharronas, mogollas resobadas, mestizas, boronas, galletas, mantecada, almojábanas, rosquetes, pan y calados de maíz, plumeros, buñuelos en almíbar, borrachos y hasta ponqués.

Lo primero que se mojaba era las mogollas y enseguida el pan, y ya mojado y amasado se dejaba encima de las artesas, tapado con un paño para que creciera. Mientras tanto se mojaban las almojábanas, galletas, boronas y se empezaba a cremar el azúcar y la mantequilla para la mantecada. Cuando la masa de pan y mogollas había crecido, se pedaceaba y se pesaban los pedazos en el peso de fique que se equilibraba con pastillas de chocolate y con piedras de río. Después de pesado se amoldaba, se le daba la forma que se quería y se ponía en los balayes a crecer.
En el amasijo lo primero que se horneaba era la mogolla, pero antes se metía al horno un toreador para ver si el horno estaba calentando parejo de suelo y de cielo. Después de las mogollas se horneaba el pan, luego las almojábanas, la mantecada y por último las galletas y boronas que no necesitan un horno muy caliente y se pueden dejar en el horno bastante rato.
El amasijo se dejaba enfriar en los balayes y ya frío se guardaba en los baúles envuelto en paños limpios para que se conservara por varios días. El día que se amasaba se hacía de almuerzo ruyas de pan con hojas de rebancá.

El amasijo para la casa era para tramar con el cacao. El cacao lo sacaban a vender en el mercado de Morrocoy y lo traían del Socorro Santander en bolas, en arepas o en pepas. Las pepas después las molían en las casas en las piedras de moler. En las casas había dos piedras de moler: la de moler granos y la de moler cacao, la del cacao iba sobre otras piedras y en el hueco que quedaba debajo de las piedras se prendía candela. Sobre la piedra de moler acomodaban las pepas que las molenderas molían en cuclillas, poco a poco y varias veces hasta que quedara fino”. Testimonio de la Señora Emma Barón. Guacamayas, Memoria, Tradiciones y Relatos de un Pueblo. 

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