la vida de la mesa de un país debe iniciarse con una mirada al medio, su despensa
primordial. Colombia es un país tropical, y esto quiere decir mucho más de lo que
el término sugiere. Tropical no es desorden, bullicio de alegría, música que invita.
Puede ser todo eso, pero además propone un condicionante misterioso: el clima.
Que Colombia sea un país tropical significa que los días a lo largo de todo el
año tienen duración idéntica. Las horas de sol son siempre las mismas, lo cual no
sucede al norte y al sur de la imaginaria línea que corta en dos al mundo. Como la
zona tropical se presenta con variación de ángulo frente al sol, no hay estaciones,
es decir, invierno, primavera, verano y otoño. Los cambios de temperatura en el
trópico están relacionados con la altura, por cada 180 metros ganados en altitud
se pierde un grado en temperatura. Por tal motivo, en un país tropical, el viajero
podrá vivir en un mismo día el calor agobiante de las tierras bajas, el aire templado
de valles y montañas que no superan los 1.800 metros de altitud, el frío de las
altiplanicies y el rigor helado de las altas montañas donde la nieve es permanente.
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